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Por Nelly Ramírez. Claves. El especialista en Educación Pablo Ulloa recomienda que todos los que intervienen: estudiantes, padres, maestros… deben asumirla como una realidad que llegó para quedarse
El año 2020, a raíz de la aparición de la pandemia de la covid-19, nos plantea como nación grandes retos y uno de los más complicados es la escolaridad virtual de millones de estudiantes.
Será un año impredecible, un mundo nuevo a explorar por los estudiantes, “un ensayo-prueba” para las autoridades y profesorado y de estrés y gran carga económica para los padres.
Pablo Ulloa, especialista en Educación, nos afirma que la clave es que sus actores: estudiantes, padres, maestros… asuman este cambio como una realidad que llegó para quedarse.
La digitalización y virtualidad de los contenidos debe ser la base.
En tal sentido, entiende que “el Consejo Nacional de Educación debe de formalizar esta nueva modalidad de educación mediante un acto administrativo, ya que esta forma de educar llegó para quedarse y fruto del tiempo muchas familias optarán por la educación en el hogar (homeschooling), telerrealidad o ‘elearning’”.
“Ya la educación cambió y se desarrollará necesariamente de una forma diferente a la tradicional, a la que hemos conocido hasta marzo de este año”, precisa Ulloa.
Ahora le toca al Ministerio de Educación salvaguardar el fondo, específicamente los contenidos que deben de aprender los estudiantes”.
Acogerse a la nueva normalidad. Recomienda el experto con especialidad en Diseño, Formulación y Evaluación de Políticas Educativas del Instituto de Planeamiento de la Educación (INPE) en Argentina, que debe generarse un factor de comunicación mayor al que hasta ahora se desarrollaba en las escuelas.
“Los padres, madres y amigos de la escuela daban por entendido que la asistencia a la escuela significaba aprendizaje.
Ya se han dado cuenta de que no es así, que cada estudiante tiene su ritmo y forma de aprendizaje”, agregó Ulloa, quien está adscrito a la United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO). En español Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Precisa que necesariamente se requiere de una demanda adicional de contacto y de intercambio de ideas, ya que todo se basa en la comunicación, y ambas partes estarán aprendiendo de este proceso.
“Aquí entra el concepto de que la educación es responsabilidad de todos los actores, no solo de los maestros”, dice Ulloa.
Nuevo ritmo en la educación ¿Cómo le afecta a los niños padres y los maestros? Afirma Ulloa que esta nueva normalidad acelera y genera incertidumbre a todos los que intervienen.
“Además de crear malestar y conflictos. El hecho mismo de tener que asumir la educación basada en la autodisciplina es un cambio del paradigma educativo. El pensar que la educación era sinónimo de tiempo frente a los contenidos o contacto con el profesor en aula ya no es así”.
Considera, asimismo, que “la educación en tiempos de COVID-19 y post COVID-19 implicará que el estudiante asuma una responsabilidad mayor que la conocida hasta este momento. La forma de abordar el aprendizaje ha cambiado y la administración de los aprendizajes inicia con el estudiante”.
¿Y cuando los padres tienen que salir a trabajar? Dice el especialista que en este caso la solidaridad tendrá que ser demostrada en todo el entorno, “la familia y los vecinos volverán a tener el rol que antes tenían.
Serán apoyo no solo para los aprendizajes formales sino para la socialización de los estudiantes. Este proceso presenta oportunidades para trabajar valores, que es un déficit que fruto de la realidad social dominicana hemos ido dejando de promover”.
El reto de dejar solos a los hijos tomando clases virtual. Esto demandará, dice, a que los padres puedan ver las grabaciones de las clases y dedicarle tiempo a la reflexión del día con el estudiante. Y, desde el punto de vista del estudiante, consistirá en manejar los distractores que existen en la casa y el irrespeto del tiempo para poder aprovechar la docencia.
En el caso de los docentes, estos deben de supervisar aún más que antes, ya que los estudiantes son muy astutos y creativos.
Estrés por falta de electricidad o conectividad… Además del estrés que significan las clases virtuales para los padres, muchas veces falla la energía eléctrica o la conectividad de Internet en los hogares, además de que el pago al colegio sigue igual, ¿cómo manejar toda esta carga?, le preguntamos.
“No es fácil, indiscutiblemente es un momento delicado para todos. Lo ideal es ajustarse a una estrategia a corto plazo, ya que aún sabiendo que quizás no sea así, da esperanza”.
Añade que el factor estrés pesará mucho, no solo por la educación, sino por otros elementos: empleo, los impuestos, la incertidumbre propia de cuándo estará la vacuna o cuando volveremos a una normalidad mayor.
“La clave siempre será el apoyo que cada uno de los miembros de la familia nos demos”, puntualizó.
Solo un guía en la pantalla
Para contribuir en el rendimiento, debe verse el año escolar como una planificación ajustada, “ hay que saber que el año completo será virtual y para ese escenario debe de haber una planificación completa y honesta”, dice Ulloa.